martes, 30 de julio de 2013

¿Competir o colaborar? La mediación y el dilema del prisionero


Autor: Asier García Real
Secretario de la Asociación Vasca de Mediación, Bitarbask.
Mediador, vecinal, escolar y organizacional.


El dilema del prisionero
Esta dinámica proviene del campo de la teoría de juegos, es conocida como el “Dilema del prisionero” y fue inicialmente formulada por Merryl Flood y Melvin Dresher hacia 1950, posteriormente también la han estudiado Albert Tucker y Robert Axelrod entre otros. Puede parecer que el Dilema del prisionero no es más que un pasatiempo matemático, sin embargo; existen muchos ejemplos de interacciones humanas (y naturales) que pueden ser analizadas de la misma manera, esto hace que el dilema en cuestión sea de interés para la economía, las ciencias políticas, la sociología, las ciencias biológicas y también la mediación.

Dinámica
Se ha producido un atraco con arma de fuego en el supermercado de enfrente y el propietario ha sido herido de gravedad. Las cámaras de seguridad no funcionaban y desconocemos el autor/a del delito. Lo que si funcionaba era el sistema de alarma y al dispararse, una unidad de policía que rondaba por la zona ha acudido inmediatamente y ha detenido a las únicas dos personas que se encontraban en el supermercado en ese momento: Tú y la que está en la otra celda (Hacemos alusión a los compañeros de dentro o fuera). Se han revisado vuestros expedientes y las 2 personas tenéis antecedentes penales. Yo estoy convencido que uno de los dos o los dos estáis implicados, pero no dispongo de pruebas. De manera que para solucionar el caso he pensado en hacer un careo.
Reuniremos al uno delante del otro y sin hablar, únicamente señalando con el dedo a la otra persona (Si es que la declaran culpable) o mostrando la mano abierta con la palma hacia arriba (Si nos dicen que es inocente) sabremos qué ha pasado; en este breve careo pueden darse 4 situaciones diferentes:
1. Yo digo que es culpable y él dice que soy inocente: Yo salgo libre y al otro le caen 30 años.
2. Yo digo que es culpable y el otro dice que soy culpable: Somos cómplices y nos caen 15 años a cada uno.
3. Yo digo que es inocente y el otro dice que soy culpable: Él queda libre y a mí me caen 30 años.
4. Yo digo que es inocente y el otro dice que soy inocente: Un año de prisión preventiva porque somos sospechosos y tenemos antecedentes (mientras sigue la investigación).

Dentro del campo de las relaciones internacionales, el escenario del dilema del prisionero sirve para ilustrar la situación en que se encuentran dos estados involucrados en una carrera armamentística. Ambos países tienen dos opciones: o incrementar el gasto militar, o firmar un acuerdo para reducir su armamento. Como ninguno de los dos puede estar completamente seguro de que el otro acatará el acuerdo, ambos terminan decidiendo una expansión militar. La ironía está en que ambos estados parecen actuar racionalmente, cuando se analizan sus comportamientos individualmente, ya que incrementar el gasto militar parece la mejor opción al no saber cómo actuará el otro. Pero del análisis de los comportamientos colectivos,  se presenta la situación como profundamente irracional; ya que ambos se encuentran en una expansión militar por desconfianza ante las intenciones del otro.

Otro ejemplo del dilema del prisionero se puede observar en las intersecciones de dos vías por donde circulan coches: si todos los conductores colaboran y hacen turnos para pasar, la pequeña espera se justifica por el beneficio de no generar una congestión en el medio. Si alguien no colabora y el resto sí, se beneficia el "no colaborador" generando un desorden en la secuencia de turnos que perjudica a los que estaban colaborando. Por último, cuando nadie quiere colaborar y tratan de pasar primero, se genera una gran congestión donde todos pierden mucho tiempo. Otra vez del análisis de los comportamientos individuales parece beneficioso el no colaborar dado que mi tiempo de espera es menor. Sin embargo, del análisis de los comportamientos colectivos, se deduce que si todos optamos por no colaborar, se forma una congestión donde todos perdemos mucho tiempo.

Implicaciones del dilema del prisionero en la mediación.
Ante un conflicto se pueden dar actitudes cooperativas y competitivas (adversariales).
La confianza en el proceso y en las intenciones de la otra parte es fundamental para la cooperación, puesto que la desconfianza, puede conducir hacia la actitud adversarial.
Las estrategias competitivas (adversariales) pueden aportar un beneficio individual mayor aunque entrañan más riego que las cooperativas (Al competir podemos salir libres sí, pero arriesgando a que nos caigan 15 años con una probabilidad del 50 %).

Competir-competir: 15 años.
Competir colaborar: Libre

El dilema del prisionero nos muestra, así mismo, la diferencia entre “distribuir” y “colaborar”.
En la negociación distributiva se reparten las tareas y los recursos entre todos. Se dice que se trata de una negociación de suma cero ya que lo que uno obtiene es lo que pierde el otro.

·   *Años totales = 30.
·   Competir-colaborar (30 años, 0 años).
·   Competir-competir (15 años, 15 años).

En una negociación colaborativa, en cambio se produce una suma de esfuerzos para conseguir mejores resultados. Se dice que es una negociación en la cual la suma ya no es cero debido a que se crean nuevos beneficios. 

*Años totales =30.
  Colaborar-colaborar: (1 año, 1 año).

Cuando los niños juegan al fútbol a menudo la pelota sale del campo de juego. Ante esta situación pueden acordar que a cada jugador le toca una vez ir a por el balón (Distribución), pero si la pelota se queda fuera del alcance en lo alto de un árbol, por ejemplo, ningún jugador individualmente podrá recuperarla, será preciso que uno suba al otro a su espalda para alcanzarla (colaboración). 

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